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martes, 15 de diciembre de 2015

WOP Festival: Cracker / Vintage Trouble / Los Brazos
Sala Fever, Bilbao (12/12/2015)
Nutrientes para el alma


* Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

El 5º Festival benéfico WOP se celebró este año en Fever en una bastante abarrotada sala Gold, da gusto ver como en estas ocasiones el público veterano (para qué negarlo, es en lo que se está convirtiendo el público rockero) vence la pereza de coger el metro para en tres paradas plantarse en una sala con gran aforo, sonoridad y buena visibilidad. No siempre se consigue y al final salimos perdiendo todos.(...)

Pues lo dicho, sería por la calidad del cartel triple y sobre todo por el carácter benéfico de una cita ya establecida en el calendario como ineludible, pero había ambiente de gran noche de rock & roll.

Los Brazos ejercieron con la contundencia habitual o incluso un poco más debido al sonido de la sala. Las muchas aristas de su blues-rock les llevan a los aires pesados, duros, de Juice, al blues trotón de Guardian, al blues arrastrado de Tales, o a esos momentos de tralla sónica, como ese Have mercy en la primera parte del set o el What should I've done en la parte final. Y es que su disco GAS les está abriendo muchas puertas y ellos se sitúan en un momento óptimo para traspasarlas. El rock&roll clásico y desbocado de dos piezas como Not my kind y Say my name no hacen sino aumentar la sensación de fiesta. Tras el paso del huracán local de Los Brazos, les tocó el turno a los americanos Cracker. Ya les habíamos visto en el pasado Azkena Rock y nos maravilló su directo, las sonoridades americanas que les aporta su esplendido Steel guitar, la maestría de Johnny Hickman a la guitarra y  la redondez de las composiciones de David Lowery. Pues si entonces el concierto nos pareció notable, el del sábado fue de sobresaliente. Por trayectoria, veteranía, nivel compositivo y calidad instrumental eran claramente y sin discusión los cabezas de cartel. Otra cosa es que por sonoridad y espectáculo se reservara a Vintage Trouble el último lugar de la noche. Pero  vamos que vistos los dos conciertos no hubo color entre ambas propuestas.

Abrieron conjuntados como una roca pero con alta dosis de groove (ese que te hace seguir el ritmo con los pies durante todo el concierto) con Seven Days. Para la segunda canción ya quedó claro que la aportación de Johnny Hickman supera la de soberbio guitarrista y de facto es junto a Lowery co-lider de la banda con contados pero exquisitos momentos a la voz (repetiría con Another Song About the Rain). Nos referimos a la vacilona California Country Boy en la que se definen como vaqueros de ese estado sin necesidad de haber nacido en Tejas o Tennesse.

Con Euro Trash Girl Lowery puso al respetable a cantar los coros mientras un cada vez más cómodo Hickman iba desplegando su magia a lo largo de su Gold Top con Bigsby, y menuda magia y sonido. Repasaron joyas de su última rodaja Berkeley to Bakersfield como la renovada Where have those days gone o Almond Grove. Pero también muchos clásicos, de los más recientes como Time Machine, a los más lejanos como aquellos pildorazos de Teen Angst o Low (ambos temas abrían sucesivos discos) junto a Sweet Potato y Get off this (ambos también de Kerosene Hat). En suma un concierto en el que pasaron desde los sonidos orgánicos de americana, a piezas bailables con mucho funk hasta sus primeros trallazos de power pop o rabioso punk de marcado sonido de primeros de los 90. Y todo ello sin que la mezcla de estilos chirriara, con una banda en perfecta conjunción con notables músicos, de esos a quienes ves y quizás no seas capaz de darte cuenta de la calidad que atesoran, en los que cada nota está ahí por un motivo, cuentan los silencios y también la velocidad que no tiene que ser vertiginosa, y el sonido que no tiene que ser atronador para decirte cosas. Sin duda Cracker están en estado de gracia y es un acierto que la gente del WOP nos los hayan traído para poder disfrutarlos en una sala con concierto de plena duración, quizás el mejor que hemos visto este año.

En sus antípodas se encuentras los Angelinos Vintage Trouble. Permítannos decirlo: todo en ellos es imagen, sentido del espectáculo, cierta artificiosidad (desde su entrada saludándose entre ellos en melé en torno a la batería hasta el abandono del escenario uno a uno a través del publico) pero falta lo más importante, las canciones, la música, tener algo propio y con calidad que decir.  Flaco favor que antes de que salgas a escena suene el Hound Dog de Big Mama Thornton y cuando salgas lo haga el Goin’ to California de Led Zep. Qué lejos está su propuesta. De hecho creo que se venden como una banda de música negra con empuje de rock de alto octanaje. Y a mí no me lo parecieron, me parecieron una banda de soul con un frontman espectacular en despliegue y derroche físico. Pero poco crossover vi. Las composiciones tiran al soul y de vez en cuando al rythm and blues, eso sí, tocado con mucha energía y no el necesario groove para que la cosa encarrile del todo en los géneros musicales que desarrollan, demasiada testosterona blanca. Qué diferencia entre ver a esta banda o ver a Lee Fields y Charles Bradley secundados también por bandas blancas surgidas del entorno de la discográfica Dap-Tone. Y creo que es ahí donde no convencen los Vintage Trouble, no acaban de estar ni en un lado ni en otro porque les falta pericia y ahí se resienten los temas. ¿Disfrutamos del concierto? Sí, por supuesto, un buen espectáculo es siempre algo muy agradable de ver. ¿Nos gustaron ellos? Sí, por supuesto, son buenos músicos pero los hay mejores, aunque menos pintones, especialmente en la ciudad del Pecado. Su paseo por los palos de la música negra en Soul Serenity , Angel City o Before the Teardrops te dejan a medias. Por supuesto su traca final desde la carrera de Run Like the River que acabó con un empapado Ty Taylor subiendo hasta la balconada de la sala, antes de volver al escenario haciendo un crowdsurfing invertido (vamos, del fondo al escenario y no al revés) fue espectacular. Con el bis de Strike Your light echaron el resto hasta que el espigado guitarra doble de Viggo Mortensen se enganchó a un extensísimo y manido solo de Blues al que le sobraron tres cuartos antes de arrancarse la guitarra de un solo gesto y lanzarla de espaldas al sufrido pipa al que no dejó de incordiar toda la noche, e iniciar el desfile de las divas. No, amigos, no culparemos a los que disfruten con este tipo de propuestas... de hecho, déjennos soñar con que el Rythm & Blues y Soul tuvieran a unas estrellas planetarias en este cuarteto en vez de Beyoncé y todas esas estrellas prefabricadas. Pero en fin, de momento navegan en nuestro circuito, y en el mismo la delgada línea que separa el dar espectáculo a ser solo espectáculo no debería ser cruzada,  forasteros. Carne de festival, nosotros somos más de nutriente para el alma. En nuestra corriente suena Almond Grove.

* Reseña Josetxo Río Rojo en Mondo Sonoro, en este enlace

Suena la corriente: "Almond Grove" - Cracker


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