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jueves, 30 de enero de 2014

Jacco Gardner
Kafe Antzokia, Bilbao (29/01/2014)
Melodías sobre mundos oníricos


Noche de partido de fútbol. Noche de lluvia a cántaros. Noche de frío invernal. Y noche de miércoles, el día indefinido, el que ni va ni viene, el prescindible. No parecía de antemano que la situación fuera excesivamente propicia, aún cuando sobre el escenario iba a estar uno de esos jovencitos que a más de uno ha dejado con la boca abierta con la publicación el año pasado de su primer larga duración, Cabinet of curiosities. (...)


Y había expectación entre la parroquia más habitual por ver en directo al holandés Jacco Gardner y su ejercicio de estilo trufado de pop psicodélico de pura raigambre sixties, pleno de melodías, ambientes y toques barrocos. Pero aunque pudiera parecer eso, un ejercicio de estilo, la calidad de las canciones que atesora Cabinet of curiosities las lleva un paso más allá del mero mimetismo. Cierto que emparentarlo tan pronto a una cumbre como Syd Barrett es totalmente excesivo. Aún hay mucho camino por recorrer. Y además, en más de una ocasión se siente más proximidad a los aires de unos Zombies o Left Banke. Pero tiene canciones como soles, perfectas, en estructura y melodía, en sentimiento y capacidad adictiva.

Y eso que el completo repaso al disco en cuestión adolecía en directo de la ausencia del sentido orquestal que inunda los surcos. Era algo obvio, pero la traslación al escenario, más sobria, más contenida, más escueta (la camiseta de Joy Division que lucía el batería ya lo auguraba), proyectaba si cabe en mayor medida la excelencia de las canciones. Puede faltarle algo de fuerza, no tanto de mala leche, que su música no necesita, sino de la intangible sensación de la garra que te atrapa y desgarra. Alguno de los presentes, con mucho más tino que quien esto escribe, aludía a la palabra malicia, ante esa falta. Pero en cualquier caso, los mundos oníricos de Gardner, reflexivos, con cantos a la naturaleza y a princesas de cuentos, se sustentan en las canciones, y la calidad de éstas resulta casi abrumadora. Desde el instrumental Cabinet of curiosities con el que abre el set, hundido entre unas melenas bajo sombrero que apenas dejan ver su rostro mientras encara la aérea A house on the moon, para enlazarla con la cadenciosa y dulce The one eyed King, capaz de llevarte de golpe a los tiempos en que los años sesenta abandonaban su década.

En Help me out cambia teclados por guitarra, hasta que llega a un Clear the air que tal vez pierda parte de la grandeza melódica del disco. Pero tras presentar un par de temas nuevos, es el último tercio del concierto donde alcanza esa grandeza que esperábamos. Porque tras el particular vals de Watching the moon, comienzan los preciosos toques de piano de la impresionante The ballad of Little Jane, el excelente inicio psicodélico de Where will you go, para explotar todo en una soberbia interpretación de Lullaby, que desarrollan como una delicada sinfonía, pasando de una opaca, oscura e inquietante tranquilidad a una explosión de expansiva fuerza lisérgica. Una absoluta maravilla.

Jacco Gardner sabe lo que se trae entre manos, adora décadas pasadas, en las que seguramente hubiera sido más comprendido y aceptado, y vuelca ese amor para que retoce con sus propias composiciones. Por eso sabe que cerrar el par de canciones del bis con una gran versión del Always on my mind de Billy Nicholls, una de esas joyas del pop psicodélico británico de los 60, es algo más que poner en contexto todo lo que hemos escuchado de antemano.

Suena la corriente: "Clear the air" - Jacco Gardner



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