jueves, 5 de diciembre de 2013

Wooden Shjips
Back to land (Thrill Jockey, 2013)
Sus psicotrópicas majestades


A ver, aquí no hay trampa ni cartón. Comienza el espléndido Back to land, tanto el corte como el disco, con un riff de guitarra, entre distorsión y fuzz, y se repetirá concienzudamente durante los cinco minutos que dura la canción. Sobre él, pulularán los teclados, los serpenteantes solos de guitarra y la voz, a modo de mantra espacial, de Ripley Johnson, máximo hacedor y factótum de esta célula de ponzoñoso underground llamada Wooden Shjips. (...)


Y eso ocurre en la apertura y en cada uno de los ocho cortes que conforman esta rodaja, ya la cuarta de larga duración en una carrera plagada de singles, ep’s y otras grabaciones. Es la marca de una casa que comenzó allá por 2003 con unas premisas tan claras como automutilantes: ninguna intención de alcanzar algún grado de popularidad, desprecio absoluto por el traslado al directo de su música e incluso buscar ejecutantes no-músicos o al menos desconocedores del instrumento que les caía en suerte. Y todo ello, con el objetivo de desarrollar una fantasmagoría llena de fuzz, minimalismo kraut, pura raíz del garage más triposo y desvaríos lisérgicos recitados por un mesías de la nueva exploración sensorial y con conexiones con grupúsculos anarquistas y el submundo más caústico de San Francisco.

Desde entonces, varias cosas han cambiado. El directo, tras un teloneo a uno de sus ídolos, Roky Erickson, ya es parte de su vida. Las grabaciones en condiciones peregrinas fuera de cualquier estudio, pasaron a mejor vida cuando tras dos discos, el anterior West (2011) acabó con sus desarrollos entre mesas y con la presencia de ingeniero, Phil Manley, y hasta con Sonic Boom en las mezclas. Era un abandono de aquel do it yourself llevado hasta sus últimas consecuencias, pero no tanto de sus planteamientos musicales.

Y en este Back to land, aún hay más novedades. Y es que parte de la banda, el propio Johnson y el batería Omar Ahsanuddin han asentado sus reales en las cercanías de Portland, Oregon, y allí se han trasladado el bajo de Dusty Jermier y los teclados de Nash Whalen para la grabación del mismo. Abandonar ese aire indefectiblemente psicodélico de su San Francisco no significa que se hayan apartado del camino emprendido hace años. No, sus piruetas espaciales están aquí, siguen taladrando la psique en base a un metrónomo implacable, pero han potenciado su energía garagística, acercándose a un rock más físico, con ramalazos que van del boogie a los juegos trotones de los Modern Lovers, apareciendo por entre medias la contundencia de Crazy Horse, y sin perder de vista las enseñanzas de la Velvet más crujiente o los abalorios sónicos de Count Five y 13th Floor Elevators. Ruins, Ghouls o Servants siguen yendo bien servidas de ponzoña, In the roses escupe energía por cada poro, pero en These shadows pueden sonar incluso pop y con un tono más acústico, aunque esto dicho siempre desde sus parámetros.

Seguro que se alzarán mentes en avanzado deterioro que les acusarán de abandonar una intransigencia marca de la casa. Pero estos más de 40 minutos siguen siendo igual de hipnóticos, y ya sean escuchados con ayuda química o con los inocentes oídos de quien espera a ser trasladado únicamente con un empujón sonoro, pasan como una exhalación.

No, aquí no hay marcha atrás, siguen siendo pasto únicamente de aquellos que estén dispuestos a ser abducidos. Y sí, el placer que producen es de proporciones siderales. 
Aparte del gozoso tortazo que suponen para todos esos jovencitos que alardean de psicodelia desde lo alto de las listas.

Suena la corriente: "Back to land" - Wooden Shjips



4 comentarios:

  1. Qué buena noticia, no tenía ni idea qe de tenían disco nuevo. Los descubrí con el "West" (de mis discos favoritos de ese año), y flipé desde el primer instante.
    Saludos

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    1. Pues no lo dejes escapar. Es como más rock, más garage, pero sin variar ni un ápice si lisergia. Y engancha, vaya si engancha.

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  2. Voy por él, además de que me gustan todas las referencias que citas el tema me ha encantado. Abrazo.

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    1. Buen viaje entonces, querido. Ya contará, si quedan recuerdos...

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