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jueves, 20 de junio de 2013

Mudhoney
Vanishing Point (Sub Pop, 2013)
Bajo el olmo sin estupideces


Ni peras, ni manzanas, ni guayabas. Al olmo nunca le he pedido ninguna estupidez. El olmo da sombra, madera y sámaras, y éstas no valen absolutamente para nada. Así que tal vez sea esa la causa de encontrarme tan a gusto en mi zona de confort. Apegado a la realidad y sabiendo qué esperar de ésta. Sin ínfulas de evoluciones calzadas de mala manera. (...)


Por eso, aunque esta vez haya que haber esperado cinco años desde The Lucky Ones (2008) (con el castizo bocado de Live at El Sol de por medio), un nuevo disco de Mudhoney sabes que va a volverte a dar lo que de él esperas. Son ya muchos años, 25 desde aquel Superfuzz Bigmuff con su Touch me, I’m sick y su homónimo debut largo un año después, como para saber que Mark Arm, Steve Turner y compañía posiblemente no te vayan a descubrir un nuevo nirvana (broma fácil), pero siempre van a estar ahí para ofrecer esas dosis de enfermedad que apuntaban y tanto nos gustan.

Vanishing Point es eso, pero al menos mejorando el anterior. Habrán pasado ya la cincuentena en edad, pero siguen supurando cinismo y diversión en cada estertor de voz. Nunca lograron emular en dividendos a sus vecinos de ciudad y generación, pero una simple comparación con aquéllos demuestra que ofrecían muchas más espinas. Ya lo dijimos cuando les vimos por última vez en directo, en 2007, nosotros nunca les buscamos en la cubeta del grunge. Lo suyo tenía suficientes torrenteras recibiendo aguas del garage, de Detroit, del punk como para convertirse en el sencillo de éxito de la banda sonora de Singles.

Y en esas estamos. Qué hacemos con los neutrales? Así mismo se lo preguntan con ese irónico inicio casi funk en What to do with the neutral. Y se responden con certeros sopapos de urgencia punk en I like it small (el tamaño sí importa), la brutal Chardonnay o Douchebags on parade. Y beben de la energía subterránea de In this rubber tomb o The only son of the widow from Nain mientras limpian el garaje en el que han parido The final course o I don’t remember you. Y todo ello engrasado con los aromas a psicodelia 70’s de Slipping Away (vaya juego de tambores…) y a guitarras arrastradas en ese paseo y baile sobre tumbas en Sing this song of joy. Y como manta de calor, su inconfundible superfuzz.

Así que aquí sigo, a la sombra del olmo, feliz sin peras y pensando que sí, que qué coño vamos a hacer con los neutrales.
*Compra el disco en Sub Pop o en tu tienda habitual
Suena la corriente: "I like it small" - Mudhoney



2 comentarios:

  1. Un grupo revelador; personalmente me abrieron muchas puertas de punk y garage, y una forma de entender la música completamente apasionada y termo-nuclear. Deseando catar este último.

    Un abrazo!

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    1. Termo-nuclear, como bien dices, es una definición que les va como anillo al dedo...

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