Páginas

martes, 29 de enero de 2013

David Childers
Un tipo de Carolina del Norte



Ahora que Overmountain Men acaban de publicar un segundo trabajo, The next best thing (Ramseur Records, 2013), apetece recordar a un tipo como David Childers. Ahora que Lion Nerd acaban de publicar este pequeño documental, una charleta sobre música entre Bob Crawford y David Childers, apetece recordar a éste. Y todo a pesar de que un acento de esos que tiran el alma a los pies a cualquier no nativo inglés exige la mayor de las atenciones para comprender cómo hablan de música, de Dylan, de Guthrie,… (...)


Overmountain Men son más conocidos como la banda paralela de Bob Crawford, bajista de The Avett Brothers. Pero si en este mundo hubiera auténtica justicia, y tengo la absoluta certeza de que Crawford estará de acuerdo, deberían ser conocidos como la actual banda de David Childers.

Sí, un tipo de Mount Holly, Carolina del Norte, sencillamente. Un cantautor que atrapa el alma de los géneros profundos de su país, del folk al country, del rock de raíces a sonidos que pueden beber de los 50, de los 40, de los 30, porque se agarran a la tradición de una música imperecedera. Pero que igualmente tiene sus pies en el rock’n’roll, ese de sentimiento nómada, el que recorre carreteras a lomos de una moto, al volante de un coche o en la cabina de un camión. Ese que en tantas ocasiones han sabido aprehender gente como Steve Earle, Bruce Springsteen, John Mellencamp o Tom Russell, por ejemplo. Y escoger estos cuatro nombres responde al deja-vu que en ocasiones puedes sentir escuchando canciones de David Childers y pensando que, si vinieran firmadas por cualquiera de aquellos cuatro, otra hubiera sido la historia. De ello estaban muy seguros también The Avett Brothers cuando decidieron tomar prestada la deliciosa The Prettiest Thing, y volver a poner en boca, supongo que desgraciadamente no de tanta gente como desearían, a David Childers.

Pero es que el caso de Childers es algo atípico. Es abogado de formación, y también de profesión. De hecho, actualmente sigue ejerciendo como tal, centrado en conseguir beneficios por parte del sistema de salud norteamericano para las personas discapacitadas. Es poeta, ha publicado varios libros y llegó a ganar algún premio de la Academia Americana de Poesía. Es pintor, habiendo expuesto en diferentes galerías. Es un estudioso de la Biblia, de la que extrae en no pocas ocasiones ideas para algunas de sus letras y pinturas.

Pero por encima de todo, es un extraordinario compositor de canciones, canciones con el alma de la América profunda, con la intención de expiar las injusticias sociales que campan a sus anchas por el llamado país de la libertad, con esa misma actitud de denuncia y espíritu casi revolucionario que tantas veces le hace emparentar con Steve Earle. Y que acompañado de varias bandas, principalmente The Modern Don Juans, ha publicado discos tan sabrosos como Hard time county (1999), Room #23 (2003), Jailhouse Religion (2006) o Burning in hell (2007).

Hasta que en ese 2007 dijo basta. Siempre había soñado con poder vivir de la música, pero finalmente asumió que era un imposible. Las alabanzas de la crítica eran continuas, pero como él mismo decía, eso no se transforma en dinero. La palmada en la espalda no da de comer.

Cuando Bob Crawford leyó la noticia del abandono de Childers, contactó inmediatamente con él para convencerle de que al menos continuara escribiendo letras y que él se encargaría de la música. El ímpetu del fan al rescate del ídolo casi caído. Una historia mil veces repetida y no por ello menos agradecida. Y así nació el embrión de Overmountain Men.

Seguir los pasos de Childers desde el principio es complicado, pero un simple esfuerzo da sus frutos.
Simplemente dejamos la puerta abierta. No te arrepentirás.

Suena la corriente: "The Prettiest Thing" - David Childers



No hay comentarios:

Publicar un comentario