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martes, 4 de septiembre de 2012

Memphis La Blusera
Recordando al fallecido Adrián Otero


La vuelta de las supuestas vacaciones, y la puesta al día. Volver a retomar los hábitos, las costumbres, las rutinas que poco a poco irán encauzando el camino al invierno, al frío, la oscuridad. Y entre esta puesta al día, recuperas del ordenador artículos por leer, noticias que se han ido quedando en la cuneta, por mucho que los nuevos móviles nos impidan la desconexión total. (...)

Y una de esas noticias que no, no es de este agosto ausente, es de junio, pero que por cosas del tiempo, el despiste y el exceso de información, había escapado a mi atención: el 12 de junio, murió el argentino Adrián Otero, cantante y líder de Memphis La Blusera.

Hace ya más de 15 años la vida me llevó a vivir a Paraguay. En más de una ocasión en el Río han quedado canales abiertos con historias, sensaciones y sentimientos de aquella aventura. Periplo que, como todos los que un lunático de la música emprende, fue acompañado de las notas y canciones que uno lleva pegadas al alma, y que se enriqueció con las que en aquellas tierras se juntaron a las anteriores. Músicos y grupos paraguayos, argentinos y brasileños oficiaron de colorista contrapunto a los habituales anglosajones y españoles que se llevan en la maleta.

Memphis La Blusera vivían en aquel lejano 1994 en la cima de su carrera. Que ya llevaba para entonces casi 15 años y cinco discos a sus espaldas. Una embriagadora formación de blues de taberna, de rhythm & blues de sudor y alcohol, de ambiente de arrabal, con alma de tango y textos lunfardos. Capaz de picar en la esencia blues sin olvidar otros palos, ya fuera un rock’n’roll, un boogie o un swing. En ese 1994 acababan de publicar su disco En Vivo, grabado en julio en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires.

Adrián Otero oficiaba de maestro de ceremonias, con ese vozarrón tan típico de quien quema sus cuerdas vocales a base de dieta de blues, tabaco, alcohol y otras sustancias. Recuerdo la emoción que embargaba a la gente que les trajo por aquella época a tocar a Asunción. Y recuerdo las palabras que crucé con él en los aledaños del camerino, cortas pero intensas. Eran épocas y lugares donde esos maestros del rock argentino, como Pappo, o como Los Ratones Paranoicos, o el mismísimo Charly García, cuando nos visitaban, nos hacían los seres más felices del barrio.

La carrera de Memphis continuó hasta el 2008, en que Adrián decidió que ya había tenido bastante y que deseaba darse un tiempo en solitario, que comenzó con su trabajo Imán, y el que a la postre ha sido su disco póstumo, El jinete del blues.

El 12 de junio, en la autopista que une Córdoba con Rosario, sufrió un accidente de coche y abandonó definitivamente la taberna con 53 años.
Y ahora que me entero con este retraso, suenan en casa los acordes de esa La Bifurcada, uno de sus mayores éxitos y que tantas noches nos aguardentó a unos cuantos con su malencarada chulería.

Si te vas… mientras haces la valija, escucha esta canción.

Suena la corriente: "La Bifurcada" - Memphis La Blusera



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