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martes, 12 de junio de 2012

The Raspberries
Encontrando canciones


Cualquiera que quiera navegar por entre las influencias que acumulaban los grupos de la hornada que a finales de los 70 revitalizó el power-pop primero, y posteriormente en los 80 asentó un buen número de obras maestras de puro pop-rock, tiene por delante un viaje gozoso. No solo es zambullirte en los sonidos que nacieron en los 60 en el Reino Unido y que posteriormente tomaron América en la British Invasion. Es sumergirte directamente en la sangre que manaba de la yugular del pop (entendiendo pop como lo hacemos en el Río, y muy lejos del desgraciado concepto que hoy en día se ha dado a esas gloriosas tres letras). (...)


Es ir directamente a las fuentes de la melodía, y nombrar a los de siempre, Beatles, Who, Kinks, Beach Boys, no deja de ser un ejercicio sesgado. Son tantos…
Sí, pero si revisamos en profundidad esos manantiales que alimentaron el cambio de década 70-80, siempre encontraremos un nombre común. Una influencia que se ha mantenido hasta quienes hoy en día enarbolan la esencia del power-pop. Y más allá (que lo diga Springsteen, que siempre les ha citado como uno de sus grupos de cabecera, o Big Star, sin ellos no hubiera sido lo mismo).

Porque lo que hicieron durante sus cuatro años de vida y cuatro LP’s The Raspberries resulta asombroso. En tan poco tiempo, entre 1972 y 1975, fueron capaces de crear un número de canciones de tal calidad, de tal conjunción de armonía, melodía y fuerza, que grupos con dilatadísimas carreras apenas han conseguido.

Sumergirte en esos cuatro discos, Raspberries (1972), Fresh (1972), Side 3 (1973) y Starting over (1974), resulta un baño refrescante, más cuando el clima general ahoga, y no hablo solo de la temperatura. Y eso que puestos a buscar, puedo encontrar peros. El conjunto de su carrera es soberbio, y sin embargo no puedo decir que alguno de los los cuatro discos sea perfecto. En todos me sobra alguna canción, alguna concesión fuera de lugar, pero salvable. Y luego está el tema de Eric Carmen, cantante, compositor y cabeza visible de los de Ohio. No voy a negar su magnífica voz, su capacidad compositiva, su facilidad para aflorar sentimientos. Pero su carrera posterior en solitario siempre me enervó. Reconozco cierta injusticia, pero la dejé de lado. Esas melenitas rubias, esas baladas lacrimógenas, esas participaciones en pústulas tan de los 80 como la película Dirty Dancing, estaba tan cerca (o tan metido de lleno) en el AOR para orejas acomodadas que me repateaba. Bueno, vale, tiene cosas rescatables (el que tuvo, retuvo?), pero mis injusticias son parte de mí. Y Carmen en solitario no me interesa lo más mínimo.

Pero los Raspberries originales, Carmen, la guitarra de Wally Bryson, el bajo y guitarra de Dave Smalley y, sobre todo, la batería de Jim Bonfanti (que le pregunten a Max Weinberg, que le pregunten), es argamasa distinta. Hablando de Springsteen, se ha escrito sobre la influencia de éstos en Darkness on the edge of town, pero yo siempre la vi más en The River, esa explosión de rock trufado de melodías pop.

Y si me tengo que quedar con alguno de los cuatro discos que nos regalaron, que sea , Fresh, pura melodía, o Side 3. Vale, el sonido era más duro, más rock, más boggie, más de la vertiente épica estilo The Who, pero joder, qué canciones.

Y eso es a lo que dedico parte de mi tiempo. A buscar canciones, de las que son capaces de darme energía para continuar la búsqueda.
Y los Raspberries las tienen. Vaya si las tienen!

Suena la corriente: "Go all the way" - The Raspberries



4 comentarios:

  1. Fundamentales como pioneros del powerpop, y que poco reconocidos. Tengo sus dos primeros. Qué bonita esa "Go all the way". Saludos.

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    1. Johnny, pues Side 3, su tercero, me parece excelente. Siempre fluctúo entre los primeros y éste.

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  2. Estoy de acuerdo contigo, en sus discos hay momentos que no llegan a convencerme, sus guitarreos son gloria pura pero tienen algún momento algo empalagoso (los menos) que me llega a saturar. Sin embargo, su discografía completa forma un poker de ases que es una gozada acudir de vez en cuando. Vaya, que me encantan los Raspberries, aunque en coordenadas simililares me llenan más Badfinger con sus virtudes y defectos.

    Un abrazo!

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    1. Ya te veía venir, Pepo, suponía tu gusto por los Berries.
      Y la comparación que estableces tiene toda la lógica. Pero siempre he sido mucho más de éstos que de Badfinger.

      Un abrazo.

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