Hay películas que ya de por vida estarán presentes en nuestro subconsciente. Pueden llegar a formar parte de él, y traernos recuerdos gozosos, tórridos, terroríficos o inquietantes. En el Río siempre tendremos en cuenta al menos un puñado de las dirigidas por David Lynch: Cabeza borradora, El hombre elefante, Terciopelo azul, Corazón salvaje, Twin Peaks o Mulholland Drive. (...)
Sí, sin lugar a dudas, esas seis películas (porque Twin Peaks no deja de ser una soberbia película, larga y por capítulos, pero película) siempre serán capaces de despertar en lo más hondo de nosotros sentimientos enfrentados. Qué duda cabe que hay que aceptar como premisa la idiosincrasia propia de Lynch. Tienes que saber y querer entrar en su juego. En otros productos del director de Montana no lo he logrado, pero los títulos mencionados han sido capaces de proporcionar momentos antológicos.
Lynch siempre ha tenido contacto con la música, participando en la selección de canciones para la banda sonora de sus películas, escribiendo letra y música en ocasiones o colaborando estrechamente con Angelo Badalamenti. Pero el año pasado dio un paso más allá publicando el que oficialmente es su primer disco, Crazy clown time. Canciones compuestas, interpretadas e incluso cantadas en la mayoría de los casos por él mismo. En su momento, el disco no mereció una atención más allá de la propia que recae en el personaje. Evidentemente, contaba con lugares comunes de su imaginario, blues deconstruido, caos electrónico y ambientes asfixiantes. Pero no iba más allá.
Lo interesante vendría con los videos que pudiera realizar. Aunque el correspondiente a la canción que da título al disco no es el primero que edita, sí al menos dispone de unos minutos adecuados, siete, para desarrollar una historia.
Que como todas las suyas, está trufada de seres extraños, situaciones surrealistas, violencia, sexo o alcohol. Él mismo ha descrito el video como una intensa locura psicótica, alimentada por la cerveza.
Llega un momento en que Lynch ya no supone sorpresa alguna. Pero el video es capaz de crear esa angustia inquietante tan propia de su mundo.
Y esta barbacoa caótica bien podría suceder en la habitación roja de Twin Peaks.
Vamos, solo falta algún que otro enano.
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