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jueves, 5 de abril de 2012

The Fakeband vs. The Band
Rubia vs. Carole King
Kafe Antzokia, Bilbao (04/04/2012)
II Ciclo Izar & Star


Se supone que el rock’n’roll nació como motivo de fiesta, en la que el baile, el sexo o el alcohol confluían para crear un ambiente lúdico que marcara los fines de semana de los jóvenes de los años 50. Cierto que sus raíces beben de géneros más dramáticos y que su devenir posterior se ha ramificado en diferentes direcciones, pero su esencia original es puramente lúdica. Y cuando en un concierto se consigue crear ese ambiente festivo, y además salpicado de canciones que marcan una vida, el objetivo está más que cumplido. (...)


Y eso es lo que se consiguió en una de las citas más esperadas del ciclo Izar & Star, en el que músicos locales reinterpretan a un artista que ha marcado sus carreras. Una gran fiesta con dos bandas que hacen del pop y el rock su bandera festiva.

Abrió noche Sara Iñiguez con su proyecto Rubia, formado para la ocasión por músicos de Smile, Atom Rhumba, Mountain Men y The Cherry Boppers. Comenzó la primera parte con canciones de su segundo disco, 2036. Su mejor baza es el acoplamiento perfecto entre su voz y esas canciones de puro pop tamizado por los sonidos más soleados nacidos en California. Dio un repaso a siete temas del disco, terminando con Superman, en la que la banda se lució durante el interludio que aprovechó para cambiar su indumentaria de cara a su homenajeada de la noche, Carole King.
Si decíamos que la voz de Sara va como anillo al dedo a su música, la elección de King para la ocasión era perfecta. Su música se adapta estupendamente a sus características. Y mientras sonaban Smackwater Jack, Will you love me tomorrow, Sweet seasons o It’s too late, la fiesta iba tomando forma. Rescató del olvido Now that everything’s been said, canción incluida en el único disco del fugaz grupo The City en el que participó Carole, y que fuera versionada por American Spring, el proyecto de la primera mujer de Brian Wilson y producido por éste, y finalizó con una de esas canciones capaces de marcar una vida, (You make me feel like) a natural woman.

De The Fakeband ya hemos alabado sus excelencias en este Río. Con un único disco en la calle, lo normal sería estar hablando sobre cómo el grupo va consolidándose y creciendo. Pero no es éste el caso. The Fakeband parece que han nacido ya adultos, formados, compactos, un grupo en su plenitud. Su pericia musical, su capacidad para construir melodías corales impactantes y el espíritu alegre que trasmiten desde el escenario hacen de ellos algo más que una realidad. Pero es que encima, tienen huevos. Porque no de otra manera se puede definir que se atrevan a glosar un puñado de canciones de una banda que está en la génesis de su música.

En el imaginario rock, cada uno tiene una serie de grupos que son prácticamente intocables. Bandas que han creado música tan grande que se antoja casi imposible encararla a cuerpo desnudo. En el Río, la Creedence, Buffalo Springfield y The Band ocupan ese panteón. Cualquiera que se atreva con ellas demuestra que tiene algo más que actitud. Y si encima consigue pleno y hacer de ello algo más que una fiesta, entonces se instalan en un peldaño cerquita del panteón.

The Fakeband pusieron en juego sus huevos, y creo que tenían más que perder que ganar. Escrutados por muchos como una de las grandes realidades del rock de raíz americana, podían haber optado por una elección más cómoda. No lo hicieron, y sencillamente, ganaron.

Tras repasar algunas piezas de su disco Too late, too bad y anticipar un par de canciones nuevas, Txomin Guzmán dejó la guitarra, se sentó a los teclados, dijo que esto era meterse en camisa de once varas y comenzó la fiesta. Don’t do it, Up on Cripple Creek y Shape I’m in, y te das cuenta que todo encaja. Que tienen la actitud y la aptitud, que están felices, que la banda suena compacta, y que el legado de The Band está en muy buenas manos. Txomin cantando como nunca, Pit y Alfredo apuntando con sus guitarras y Juan e Iñigo abrazando rítmicamente al resto.
Continúan con It makes no difference, Ophelia y una arrebatadora (porque la canción lo es) The night they drove old Dixie down. Y no contentos con ello, se lanzan a por The Weight, y, presentada como la mayor de las osadías, el Caravan de Morrison, y cierras los ojos y te dices que, joder, sé que no es The Last Waltz, pero sí lo más cerca que he estado nunca de ello.

Fin de fiesta con Rubia y The Fakeband en escena y I shall be released en boca de todos.

Pues eso, una fiesta para recordar.

Suena la corriente: "The night they drove old Dixie down" - The Band


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