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martes, 20 de marzo de 2012

XTC
El poder de los sentidos


Porque cuando apenas había cumplido 17 años, iba feliz con la copia en cassette que me había agenciado de English Settlement. Porque no comprendía que estando en boca de todos gente como Costello, Joe Jackson, Squeeze, Stranglers, The Jam, incluso los Police que comenzaban a extender su manto agotador sobre el pop, XTC quedaban como algo minoritario, demasiado oscuro y desconocido. No podía aceptarlo, si lo que escuchaba era puro pop, esos sonidos que bebían de Beatles y Kinks, pero también sorbían de Byrds y de toda la psicodelia británica desarrollada en la segunda parte de los 60. (...)


No es de ninguna manera que yo dominara aquellas historias, aquellas aventuras musicales, pero con interés devoraba cuanta revista pudiera aclarar las cosas, cuanto programa de radio pusiera luz en lo que había pasado y en lo que estaba ocurriendo en esos mismos momentos, cuanto cassetse o vinilo pudiera conseguirse en ese mercado negro del que dependía un chaval sin más ingreso que la paga semanal de una familia de clase media, porque sí, la piratería, nuestra piratería cañí de épocas pretéritas siempre ha sido el pozo en el que hemos saciado nuestro interés.

Y en esos arrabales de los sonidos más vendidos, siempre se alababa a XTC, a esos Andy Partridge, Colin Moulding y Dave Gregory que habían comenzado en aquel 1977, como tantos otros, chupando de la amargura vital de los chicos del punk pero con un pie bien plantado en el pop que atesoraban sus antepasados. Para cuando salió English Settlement llevaban ya cuatro discos, en apenas dos años, porque era tal la urgencia de gritar y contar lo que ocurría, que se antojaba un muro infranqueable si transcurrían más de seis meses sin obra nueva. Nada, ya están retirados, se aseveraba sin la más mínima compasión.

Y yo escuchaba una y otra vez English Settlement, y alucinaba con lo que escuchaba, con esos Beatles tan bien puestos, con esa elegancia tan británica, tan Ray Davies, y con esas melodías que tiraban de espaldas. Y escuchaba y otra vez, hasta el infinito (sí, y más allá, por qué no) Senses working overtime, porque no lograba sacarla de mi cabeza. Qué canción, qué acordes Byrds los del estribillo, qué melodía tan demoledora.

Y tal vez, aunque XTC tenían la crítica de su lado, y recibían halagos de los grandes popes, sus excentricidades y problemas musicales y vitales ayudaron a que yo no comprendiera cómo no daban el salto. Porque durante la gira de English Settlement, Andy Partridge sufrió dos jamacucos graves. Adicto al valium desde hacía mucho tiempo, en parte para superar su miedo atroz al escenario, la falta de este por mediación de su mujer le hizo colapsar, abandonar las giras en marcha, y decidir que XTC jamás volverían a tocar en directo. No, eso no les iba  ayudar comercialmente. Porque del 92 al 98 estuvieron parados, litigando con Virgin, como tantos otros grupos en manos de sus discográficas, para descubrir posteriormente que la compañía se había quedado con buena parte de los royalty. No, eso no les iba a ayudar comercialmente. Porque en 1999, durante la grabación de Apple Venus Volume 1, Dave Gregory iba a ser expulsado del grupo, y no retomaría su relación con Partridge hasta finales de los años 2000, justo cuando Colin Moulding, asqueado con el negocio, abandonaba la composición, el grupo e incluso el mero placer de escuchar música. No, eso no les iba a ayudar comercialmente.

Pero antes de estas cuitas, en 1985 habían alumbrado un proyecto paralelo que hoy en día resulta, sorprendentemente, más reivindicado que los propios XTC. The Dukes of Stratosphear grabaron dos discos llenos de psicodelia 60’s. Y aunque en muchos tabernáculos fuera señalado su origen casi paródico, yo sabía que, siendo tan bueno, tan atractivo, tenía mucha más enjundia que lo pretendido. Como bien vemos a día de hoy.

Y después, centrados de nuevo en el proyecto madre, habían parido una obra de arte con todas las letras, un disco superior a la mayoría de lo publicado en aquellos años. Grabado en lucha continua con el productor, nada menos que Todd Rundgren, Skylarking era un ejercicio que ponía en surcos el concepto musical que estos tres personajes (esencialmente Partridge) atesoraban en sus mentes. De nuevo pop, melodía y concisión, de nuevo pura esencia sixties, pero con una pátina de psicodelia como hasta entonces no habían explorado. Con esa maravilla folk que es Dear God con las voces de los Beech Avenue Boys, o la exuberancia con tintes hindúes de Grass, o esas Earn enough for us o Big day, que hubieran soñado con firmar Lennon o Harrison.

Y hoy, tan lejos mis 17, sigo sorprendido por cómo, en épocas de recuperación y búsqueda de grupos, artistas y grabaciones que atesoran magia en sus canciones, siguen XTC siendo esa banda escasamente reivindicada. 

Lo que es una absoluta injusticia.
Por eso,
I can see, hear, smell, touch, taste
I’ve got one, two, three, four, five
Senses working overtime!
Suena la corriente: "Senses working overtime" - XTC 


4 comentarios:

  1. O sea, es que este post es genial, con el me he sentido muy identificado en algunos detalles. Pues sí, nunca se entenderá como no dieron el salto. Desconocía un buen puñado de datos que ofreces sobre XTC y me sorprende que digas que los Dukes han sido más reivindicados, pensaba que todavía eran menos conocidos. Un abrazo.

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  2. Johnny, en los últimos años he leído más cosas por la red y en físico de los Dukes que de XTC. Pero son muy grandes, y muy reivindicables. Gracias!

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  3. Suscribo totalmente tus palabras aunque tambien pensaba , como el bueno de Johnny , que los Dukes aun eran mas ninguneados e ignorados ; muy buena entrada , por necesaria .
    Estoy echando un vistazo a tu blog y encuentro una especial afinidad de gustos , conecto especialmente ; si no tienes inconveniente te enlazo ; gracias por compartir , feliz domingo.
    Saludos!

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    1. Cómo voy a tener inconveniente!
      Encantado, y lo mismo digo.
      Gracias.

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