martes, 14 de febrero de 2012

Dexys Midnight Runners
El insoportable e imprescindible geniecillo


Ladies and gentlemen
I give you
The Celtic Soul Brothers and the strong devoted

More, please and thank you…
Pocas veces una introducción y el nombre de una canción dicen tanto de ella. Pero es lo que nos vamos a encontrar: soul, gotas celtas y una hermandad perfectamente entregada  a sus postulados. (...)


Y pocas veces, el nombre de un grupo dice tanto de ellos. La dexedrina era una anfetamina de uso habitual entre todos aquellos mods que pretendían bailar y saltar toda la noche al ritmo de la música de sus sueños.
Y pocas veces, un grupo, los Dexys Midnight Runners han sido menos un grupo y sí la prolongación de una personalidad compleja, la de Kevin Rowland.

Aprovechando el anuncio de un nuevo disco tras su último trabajo, hace ahora 27 años, nos permitimos en estos martes que dedicamos a repasar clásicos más vivos que nunca el echar un vistazo atrás y saltar con la obra de los Dexys (este es el nombre acortado con el que van a publicar próximamente). Porque lo que se dice saltar y brincar, no se puede evitar. Hay alguien que no lo hiciera durante la primera mitad de los 80 con sus canciones? Incluso los menos avezados en aquella música lo hicieron al ritmo de Come on Eileen. Que no?

Y hablar de Dexys Midnight Runners es hacerlo de Kevin Rowland, personaje huraño e inaccesible, que dirigió su grupo de manera tiránica. No es extraño por tanto los innumerables cambios de formación que sufrieron, a medida de las ideas de su patrón: a pesar del nombre, impuso una incuestionable ley seca de alcohol y drogas; línea estricta de vestimenta, que cambiaba a cada disco, bajo la premisa de queremos un grupo que tenga una imagen, un proyecto, uniformado; prohibió hablar y tener cualquier contacto con la prensa (con los peligros que ello conlleva); obligó a hacer entrenamiento físico y carreras todos juntos; vamos, que Kevin Rowland era lo que se dice un malababa (tal vez emulando a su ídolo Van Morrison), pero capaz de componer canciones que sabían a gloria.

Y hablar de Dexys Midnight Runners es hacerlo de su disco Too-Rye-Ay, magistral obra que les encumbró internacionalmente, pero también de su predecesor, Searching for the young Soul rebels, una auténtica joya de ambiente sudoroso, siguiendo las enseñanzas del northern soul, lleno de vientos musculosos, reintroduciendo el soul en la música inglesa de principios de los 80, por caminos que también transitaría el propio modfather, Paul Weller. La banda se formó en 1978, con Rowland y Kevin Al Archer a la guitarra como núcleo fundacional, más sección rítmica, teclados y una sección de vientos en la que destacaba el trombonista Big Jim Paterson. Pero ya hemos indicado que hacer un seguimiento de los miembros de la banda es farragoso.

Su primer pelotazo pop-soul vino con su segundo single, Geno, dedicado a la estrella soul venida a menos afincada en Inglaterra Geno Washington. La canción alcanzó las listas a lomos de unos vientos que engarzaban igualmente con la incipiente escena ska, una canción llena de músculo y fiebre. Su LP de debut (en el que se inlcuyó Geno, por supuesto), Searching for the young Soul rebels se editó en 1980, después de que la banda robara el master en desacuerdo con los resultados y lo remezclara completamente. Y aparte de Geno, se puede disfrutar de Burn it down (primer single que apareció bajo el nombre de Dance Stance, y en el que escuchamos fragmentos de Deep Purple, Sex Pistols y The Specials sobre el sonido de una radio de fondo), la sudorosa y bailable Seven days too long (versión de Chuck Wood), la morrisiana I couldn’t help it if I tried, o la imparable There there my dear. Un disco con mucha presencia del problema irlandés de fondo (Rowland era de origen irlandés, aunque el grupo se formó en Birmingham).

Posteriormente, y tras varias disputas con EMI, Rowland rompió con ellos, firmó con Mercury, rehizo toda la banda, formando un nuevo núcleo que se dio en llamar The Emerald Express, cambió la imagen portuaria por vestimentas más grangeras con petos vaqueros e inició una fusión de su esencia soul con raíces más celtas, dando lugar en 1982 a Too-Rye-Ay, un disco vital, una invitación al baile y al desbarre en toda regla, una gozada para los oídos. Desde la introducción The Celtic Soul Brothers, el ritmo imparable de Let’s make this precious, baladas llenas de melodía como All in all y Old, los ritmos sincopados de Plan B, la inolvidable versión de Van Morrison Jackie Wilson said... (toda una declaración de principios) y por supuesto Come on Eileen. Un disco que es gozoso en su integridad, una de esas joyas que alegran alma y cuerpo y producen un irrefrenable arrebato de sed.

Nuevo cambio de miembros, de look (ahora pasan a las americanas y corbatas, que Rowland considera más acordes con la edad adulta), de país (el disco se graba en Nueva York) para la edición del que sería su canto del cisne, Don´t stand me down, posiblemente su disco mas influenciado directamente por el espíritu y la poesía de Van Morrison. Pero como era de esperar, demasiada gente estaba ya un poco cansada de las innumerables manías y excentricidades del geniecillo. Se negó a editar ningún single, entendiendo la obra como un todo, y las ventas y la presión de la industria (sacó por su cuenta el single This is what she’s like, aunque ya era tarde para salvar el disco) dio al traste con lo que quedaba de los Dexys.

Desde entonces, Kevin Rowland editó algún disco en solitario, que pasó con más pena que gloria, realizó varios intentos de resucitar la banda y luchó con sus problemas económicos y las drogas. Hasta ahora, que en su página de Facebook nos anuncia el nuevo nombre de Dexys, la portada de su disco One day I’m going to soar, un anticipo de dos minutos del mismo y alimenta el sueño de muchos de volver a sentirse jóvenes, saltarines y combativos, como en aquellos días.

Aunque ya todos somos algo más viejos.

Suena la corriente: "The Celtic Soul Brothers (More, please, thank you)" - Dexys Midnight Runners


2 comentarios:

  1. Sólo recuerdo el "Come on Eiline", al que yo llamaba "¡Ay va Manoli!" porque la canción empieza con una especie de grito que dice algo parecido.
    Un abrazo.

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  2. Pues no hubiera estado mal verte cantándola!
    Todo el disco es una gozada, Mad.

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