miércoles, 30 de noviembre de 2005

Zapatos desconchados

Me quitan los sueños, las ideas, las utopías, el dinero, las creencias, la fe, las ganas, la fuerza, la ilusión, la sonrisa, la emoción, la paciencia, la esperanza, el optimismo, la rebeldía,…

Estamentos políticos, civiles, sociales, religiosos,…
Pierdo el aliento y carcomo mi hígado. Pierdo el hálito y exprimo mis pulmones. Mis órganos son míos. Lo demás, quién sabe.

Pero ahora, me quitan también el limbo.
Y no, eso no. Cuando mi abuela enlazaba un negro panorama futuro con mi continua estancia en él, en el limbo, no podía estar equivocada. Si ya lo decía ella. Y en efecto, mis sueños de gloria quedaron en nada. Y aquí estoy, un pringao comercial, insulso, con una vida gris (sólo Ella le da color), que sueña con ser moderno por tener un blog y únicamente es un progresista trasnochado, vamos, un rojo. Lo peor de lo peor. Y encima, lector de El País. Anatema! Un simple con zapatos desconchados.

Ya se encargan ellos de recordármelo desde sus ondas diabólicas.

Pero eso no, faltaría más. El limbo que me lo devuelvan.
Pero qué se habrán creído estos majaderos. Poner en duda la palabra de mi abuela!



Suena la corriente: "Empire builders" - Jason Ringenberg

viernes, 25 de noviembre de 2005

Sombra y luz

Cuando no hay nada que decir, mejor callar.
Cuando no haya nada que ver, mejor no mirar.
Cuando hay poco que escribir, mejor no hacerlo.
Cuando nada invita a actualizar...

Ustedes disculpen (y no digo las molestias, que no creo que lo sean).

¿Habrá luz o habrá sombra?



Suena la corriente: "Jacksonville City Nights" - Ryan Adams

sábado, 19 de noviembre de 2005

Jodida gota

Aquí estoy, en el baño de una sala de Durango, impaciente por encontrarme en escena con Scott McCaughey. No, hoy no está con sus maravillosos Young Fresh Fellows. No, hoy con sus no menos fascinantes The Minus 5 tampoco están los Posies Auer y Stringfellow, tampoco voy a saborear el genio de Jeff Tweedy. Pero él solo es capaz de ponerme nervioso. Toda una semana maldiciendo a la prensa que los publicita como la banda paralela del guitarra de REM, Peter Buck. Para mí, son Scott y amigos, nada más.

Entra y se enfrenta al urinario de al lado. Miro, como distraído. A diez centímetros de mí, codo con codo, Peter Buck (ya, ya sé que pasaba de él). Pero coño, estoy meando con el guitarrista de REM. Trato de concentrarme, pero creo que se me está encogiendo.

Y entonces, sin el más mínimo control sobre mis actos, suelto un Hi, Peter, good luck. Me mira, y me dice you too. ¿Yo también, qué? Joder. Me estoy empapando con la maldita gota. Toda mi compostura y mi estudiada distancia al garete en un segundo. Allí, miembro con miembro, y yo suelto un lamentable good luck.

Y Scott, y Peter, y John Ramberg (como disfruté hace un par de años a sus Model Rockets), y Bill Rieflin me confirman que no hay edad para disfrutar encima de un escenario tocando simplemente rock and roll. Esa bendita droga que nos mantiene vivos. A ellos y a mí. Diversión, sentimiento y guitarras.

Qué más pedirle a un viernes noche. No hay edad.

Pues eso.
Good luck.
Jodida gota.



Suena la corriente: "Down with Wilco" - The Minus 5

jueves, 17 de noviembre de 2005

Arrastrando mis botas

Muchos de los pétreos e inamovibles defensores de la libertad echarán alguna que otra lagrimita por la muerte del paticorto. Y yo arrastro mis botas por el asfalto.

Monseñor se sentará en la silla, con aire apesadumbrado, se arremangará la falda de la sotana y rascándose con la uña sucia los testículos, extrañará tiempos mejores.

La cantante cuarentona, ex reina de la chabacanería bailonga, trata de recuperar pasados no tan gloriosos pero sí más carnales, y la progresía disfrazada de modernez aplaude entusiasmada, por aquello de a la vejez, viruela.

Los ex terroristas arrepentidos tratan de lavar sus conciencias corriendo alborozados hacia el otro extremo, exhibiendo su supuesta virilidad, tensando cuerdas como antes tensaron gatillos. Ni pío.

Avioncitos que van y vienen, secretos pero en viajes de novios, en lunas de hiel. Cartitas de amor ("cariño, tú y yo que somos hombres y padres…").

Tenemos televisión, tenemos radio, tenemos prensa, tenemos fútbol, tenemos pan y circo. Y los políticos siguen jodiéndonos los huevos, esos mismos que se rasca monseñor.

Y yo arrastro mis botas por el asfalto.
Ni jodido ni contento.
Ni alegre ni combativo.
Ni santo ni demonio.

Con una pizca de acritud. O de acrimonia.
O de acracia.
Qué más quisiera yo.

Hala, ya crispadito, me voy a la cama.
Que encima, ahora, el sexo oral produce cáncer. Sólo nos faltaba ésto. Para mí, que son cosas de los obispos.
Y yo arrastrando mis botas.



Suena la corriente: "Ay, qué gustito pa' mis orejas" - Raimundo Amador

martes, 15 de noviembre de 2005

Sin identidad

Es bonito estar alejado, perdido, apartado de las cosas que parecen mayestáticas, definitivas, esenciales para el discurrir de los tiempos.

No señor, me olvido y me centro en los míos, y me dejo enfriar por el viento gélido, porque este anticipo de invierno se agradece cuando se disfruta en el campo.

Y paseo por una reliquia del pasado, desconocida para mí. Un pueblo viejo que quedó tal y como estaba el día después del fin de aquella guerra fratricida. Y que fue manoseado ya cadáver para la venganza. Y puedo ver en los ojos de los hijos de mi hermana la incomprensión ante aquellos absurdos.

Ojalá crezcan sin identidades, al menos tal y como las entienden los memos de los que estamos rodeados.
Ojalá crezcan sin patria ni dios (al menos su patria y su dios).

Yo me siento sin bandera y sin credo.
Solamente con gotas que me rodean, personas que me refrescan.
Sólo en eso confío.

En nada más.
Y en nada menos.



Suena la corriente: "Pressure chief" - Cake

miércoles, 9 de noviembre de 2005

El cuerpito de Ahmed

Los pulmones de Ahmed insuflan ya aire a dos niños de 4 y 5 años. Los riñones de Ahmed segregan orina en el cuerpo de un pequeño de 5 años. El hígado de Ahmed se ha podido dividir, y segrega bilis en el cuerpo de una mujer de 56 años y en el de un bebé de seis meses. Y el corazón de Ahmed late en un crío de su edad. Un corazón de doce años.

Los restos de Ahmed el Jatib están repartidos, dando vida. Y no importa si en cuerpos hebreos, palestinos, árabes. Simplemente, vida.

Supongo que los habrá que consideren a esas nuevas vidas algo monstruoso. Aquéllos que se regocijan con el enfrentamiento, que lo esperan, que lo desean. Aquéllos que sólo viven por y para la muerte (algunas sotanas y su conciencia radiofónica).

Pero tal y como están las cosas, Ahmed es algo más que un cuerpito desmembrado. Ahmed es una puerta. Algo querido. Algo deseado.

Será que soy un pusilánime.



Suena la corriente: "Cripple crow" - Devendra Banhart

martes, 8 de noviembre de 2005

De oreja a oreja

Con sólo un momento de estremecimiento ya doy por bien empleado el gasto que me pueda suponer un disco, un video, un concierto. Son tan escasas las veces que uno puede llegar a sentir ese cosquilleo en la piel y en el estómago, que bien vale que al menos dure un instante.

Y Teenage Fanclub siempre lo han conseguido. Sus melodías, guitarras, voces, frescura me resultan apabullantes. Mi lástima será no haberles disfrutado aún como se merecen, ellos solitos en el cartel. En el 92 como teloneros de Nirvana, en el Azkena Rock de hace un par de años y ahora metidos en el cartel del Wintercase, han conseguido aguijonearme donde, más que doler, da gusto.

Fiel a mi pasión y falta de objetividad, me entrego a quien es capaz de corroer mi parte de piel más insensible con una canción como Neil Jung. Y realmente cuesta resaltar de entre el ramillete que atesoran.

Como adorador de Alex Chilton (¡tantos iconos que pierdo la cuenta!, pero qué ricos saben sus viejos vinilos que aún hoy giran fantásticos en el plato), siempre me ha resultado tarea difícil buscar sucesores a Big Star. Y a veces encuentro un incordio (del que yo mismo participo) que no haya escrito en el que no aparezcan estos nombres unidos. Pero no considero a Teenage Fanclub herederos de nada. Porque están a la misma altura que los mejores Big Star. Y ambos, a derecha e izquierda de los Byrds.

Con gente así, la palabra pop, manoseada y desvirtuada hasta la náusea, cobra todo su sentido. Luce en todo su esplendor.

Igual que mi sonrisa.
De oreja a oreja.



Suena la corriente: "Bandwagonesque" - Teenage Fanclub

martes, 1 de noviembre de 2005

El tercer vértice

Y él canta:

The red river still flows through my hometown
Rollin’ and tumblin’ on its way…

…it’s a dream,
Only a dream…

Y uno, que últimamente tiene poco que contar, poco que decir, que aún se despierta legañoso pensando dónde estuvo, dónde está, y que te busca, sabe que el río rojo fluye cuando quiere, por donde quiere, siempre hacia ti.

Y la tercera esquina de nuestro triángulo particular nos regala una nueva joya. En su tradición, suave y cercana, campestre, honrando la memoria de su padre.



Pero también la de sus muchos padres:

The last time I saw Elvis
He was singin’ a gospel song…

Y yo sigo recordando las muchas caras vistas, vividas. Vidas en las que ni tú, ni yo, ni él importamos lo más mínimo. Pero ellas se han quedado en nosotros.

Es curioso lo que a cada persona nos marca. La relación invisible que nos une. Porque, ¿eres consciente de lo que seríamos sin él? Me cuesta imaginarlo.

Somos tres. Tú, yo y Neil Young.
Y de momento, el único que a veces falla soy yo. Vosotros dos siempre estáis ahí.
Tú, con tu eterna sonrisa.
Él, con su Prairie Wind.
Y yo con, con,….


El río seguirá fluyendo.

The red river still flows...


Suena la corriente: "Prairie Wind" - Neil Young