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martes, 8 de noviembre de 2005

De oreja a oreja

Con sólo un momento de estremecimiento ya doy por bien empleado el gasto que me pueda suponer un disco, un video, un concierto. Son tan escasas las veces que uno puede llegar a sentir ese cosquilleo en la piel y en el estómago, que bien vale que al menos dure un instante.

Y Teenage Fanclub siempre lo han conseguido. Sus melodías, guitarras, voces, frescura me resultan apabullantes. Mi lástima será no haberles disfrutado aún como se merecen, ellos solitos en el cartel. En el 92 como teloneros de Nirvana, en el Azkena Rock de hace un par de años y ahora metidos en el cartel del Wintercase, han conseguido aguijonearme donde, más que doler, da gusto.

Fiel a mi pasión y falta de objetividad, me entrego a quien es capaz de corroer mi parte de piel más insensible con una canción como Neil Jung. Y realmente cuesta resaltar de entre el ramillete que atesoran.

Como adorador de Alex Chilton (¡tantos iconos que pierdo la cuenta!, pero qué ricos saben sus viejos vinilos que aún hoy giran fantásticos en el plato), siempre me ha resultado tarea difícil buscar sucesores a Big Star. Y a veces encuentro un incordio (del que yo mismo participo) que no haya escrito en el que no aparezcan estos nombres unidos. Pero no considero a Teenage Fanclub herederos de nada. Porque están a la misma altura que los mejores Big Star. Y ambos, a derecha e izquierda de los Byrds.

Con gente así, la palabra pop, manoseada y desvirtuada hasta la náusea, cobra todo su sentido. Luce en todo su esplendor.

Igual que mi sonrisa.
De oreja a oreja.



Suena la corriente: "Bandwagonesque" - Teenage Fanclub

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