Páginas

viernes, 7 de noviembre de 2003

Rugido de león en Belfast


Hay cosas en la vida que ayudan un poquito a que ésta sea más llevadera. Cada persona busca según su propio criterio. El encontrarlas ya es otra cuestión. Lo que está claro es que este tipo de ayuda no tiene por qué ser trascendental, filosófica, religiosa,... Al menos no en cuanto al sentido habitual de estas palabras, porque para cada uno, el que algo sea trascendental o no depende de sí mismo.

El caso es que siempre voy buscando estas pequeñas alegrías. Y generalmente son musicales, visuales, literarias,...

Pero de lo que casi estoy seguro, es que al menos una vez al año (poco más o menos), dos genios absolutos me van a alegrar la existencia. Y eso hace que espere estos momentos anuales con impaciencia. Y ya no les pido que cada oferta sea una obra maestra, sería material o creativamente imposible. Sin embrago, casi siempre la rozan, la genialidad.

Uno es Woody Allen. Espero a su nueva película como agua de mayo. Y sé seguro que llegará.

El otro es Van Morrison. Tengo que reconocer que soy absolutamente subjetivo a la hora de valorar su obra. Me da exactamente igual los altibajos que pueda tener. Sé de seguro que la media de calidad será infinitamente superior a lo que actualmente nos depara el triste panorama musical.
Y su nuevo disco, "What’s wrong with this picture?" no hace más que corroborar esta, al menos para mí, premisa.
Ofrece sus gotas de jazz, de blues, de soul, de gospel, de rock, de MÚSICA. Me hace sentir triste, arrastrado, grande, pequeño, alegre, borracho, negro, lo que sea, pero hace sentirme vivo. Y por ello siempre le adoraré.

Y no me da la gana destacar canción alguna, porque todas van a la par. Pero cuando esta noche salga a sentirme vivo, aunque él diga "Stop Drinking", esa misma canción levantará una cerveza en su nombre.

THANKS, VAN!!!!!!!!!